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El placer, el cerebro y las nuevas drogas (página 2)




Enviado por Enrique Soto



Partes: 1, 2

Como ya anotamos, la adicción, en cierta forma, es el
extremo de un proceso
natural por medio del cual se establece el gusto y las
preferencias del individuo. De
hecho se ha propuesto que la adicción y ciertas
patologías psiquiátricas como la esquizofrenia
forman los extremos de un continuum
neuroquímico.6

La mayor parte de las drogas con
efectos sobre el sistema nervioso
y que generan adicciones
actúan modificando los niveles de neurotransmisores en el
cerebro,
produciendo cambios en la percepción
y en los procesos del
pensamiento.
La activación del haz de fibras dopaminérgicas del
cerebro anterior determina la consecuente sensación
placentera y la activación del proceso adictivo.
Ésta es la que denominamos adicción
psicológica, la cual, en gran medida, es determinante para
que un individuo se inicie en el uso de una droga
"recreativa" (llamo drogas
recreativas a las que se consumen únicamente con el fin de
obtener un deleite o participar en un cierto grupo social,
tribu o fiesta).

Posteriormente, se producen fenómenos de tolerancia que
obligan a incrementar la dosis de la droga y, finalmente, con el
empleo
crónico pueden desarrollarse otros procesos de
índole metabólica que llevan al sujeto a la
dependencia física.7

Según su efecto dominante, las drogas se
clasifican como: narcóticos, depresores, estimulantes y
alucinógenos. Existen algunas otras sustancias que se
consumen de forma abusiva (como los esteroides) de las cuales no
me ocuparé en este artículo. Tampoco
abordaré los productos
inhalados, los cuales tienen un efecto difuso en el sistema nervioso
central.

En los países desarrollados ha adquirido gran
popularidad un grupo de drogas –las llamadas drogas del
all nigth dance o club drugs– entre las
cuales se encuentran el flunitrazepam (roofies:
Rohipnol®), el MDMA (éxtasis: 3,
4-Metilenodioximetanfetamina), el GHB (liquid x,
Georgia home boy, Goop, gamma-oh, y
grievous bodily harm: gama hidroxi butirato), la
ketamina (special k), las metanfetaminas y el
ácido lisérgico (LSD). Además, otras drogas
de uso más amplio, en particular en los grupos
sociales económicamente más pudientes, son la
cocaína,
el Ritalin® (metil fenidato) y el Nubain® (nalbufina, es
un analgésico narcótico de abuso más
frecuente entre médicos y enfermeras), todas ellas con un
alto poder
adictivo.8, 9

Desde el punto de vista de la
investigación biomédica, las áreas con
mayor actividad en relación con el asunto de las drogas
son las dirigidas a definir las bases genéticas de las
adicciones, al estudio de los correlatos neurofisiológicos
y neuroquímicos del consumo
crónico de las drogas, y al análisis de los factores de riesgo para las
adicciones.

De forma paralela, la búsqueda de nuevos
fármacos para el tratamiento de diversos padecimientos,
así como para el control del
dolor, arrojan como subproductos algunas de las que serán
las drogas adictivas del futuro. Las empresas
farmacéuticas introducen constantemente al mercado nuevos
derivados de productos ya existentes con el fin de escapar de los
controles que ejerce el gobierno sobre
determinados medicamentos.

Surgen así las llamadas drogas de diseño.
Éstas son variantes de fármacos disponibles en el
mercado. A partir de un compuesto con efectos fisiológicos
conocidos, por medio de series de reacciones
químicas, se pueden añadir o quitar segmentos a
la molécula (agregando un grupo metilo, generando una
nueva sal, oxidando la molécula, etcétera)
construyendo una infinidad de compuestos con diversos efectos en
el organismo. Por ejemplo, se conocen más de cuatrocientos
derivados del fentanil (China white, analgésico
narcótico) y, muchos de ellos, se producen en laboratorios
clandestinos.

Existe también información detallada en diversas
publicaciones y en Internet, acerca de las
reacciones químicas necesarias para producir derivados de
la cocaína sesenta veces más potentes que la
sustancia original. Para algunos laboratorios clandestinos debe
ser irresistible la tentación de convertir un kilo de coca
en un producto mucho
más efectivo, con enorme valor agregado
(el efecto Midas de la química que algunas
compañías han sabido aprovechar tan
inteligentemente). Cierto, resulta cada vez más complicado
obtener compuestos de interés
biológico, pero no debemos olvidar ejemplos como el del
ácido acetilsalicílico (aspirina), que era un
desecho químico (justamente de la compañía
Bayer), y ha resultado ser una de las sustancias más
usadas en la historia.

Un campo muy activo en investigación y que tiene un alto potencial
relacionado con la aparición de nuevas drogas recreativas,
es el relacionado con la mariguana, los cannabinoides
(ingrediente activo de la mariguana:
delta-9-tetrahidrocannabinol) y su congénere
endógeno: la anandamida (llamada así a partir de la
palabra ananda, que en sánscrito quiere decir
bienaventuranza, bienestar interior).10

El hecho de que hoy se legalice ya, en algunos países,
el uso de la mariguana para el tratamiento de las náuseas
y el vómito en
pacientes bajo tratamiento antineoplásico, para prevenir
la pérdida de peso en pacientes con SIDA, o para
aliviar la espasticidad en pacientes con esclerosis multiple,
constituye un aliciente importante para que diversas
compañías farmacéuticas dediquen un esfuerzo
a la búsqueda de derivados activos de los
ligandos cerebrales de los receptores a cannabinoides.11, 12,
13

La idea detrás de los estudios que pretenden
desarrollar nuevos fármacos es disociar los efectos de la
molécula original. Así, por ejemplo,
resultaría muy útil obtener un fármaco que
mantenga el poder antivertiginoso de un cigarrillo de mariguana,
sin que tenga efectos de tipo psicológico y sin que
produzca adicción alguna. Un resultado seguro de estas
investigaciones será que algunos derivados
químicos sintéticos de los cannabinoides
tendrán una mayor potencia que el
producto original, constituyendo entonces una fuente de nuevos
compuestos de uso recreativo.

Seguramente también, en los años venideros,
viviremos la aparición de una nueva clase de
drogas, fármacos relacionados con la disponibilidad
intracerebral de la anandamida, que es el ligando endógeno
(que se produce normalmente en el cerebro) para los receptores a
cannabinoides. Se está trabajando también en el
desarrollo de
moléculas que prolonguen la vida media de la anandamida en
el cerebro, aumentando así sus niveles basales, lo cual
producirá, en cierta forma, un "viaje interminable" o, por
lo menos, muy prolongado.

Otro campo sumamente activo de investigación es el
relacionado con los opiáceos.14, 15 La goma de opio y sus
principales derivados, la morfina y la heroína,
constituyen una fuente aparentemente inagotable de drogas,
adicciones y fármacos milagrosos. La morfina es aún
hoy uno de los fármacos de elección en diversos
tratamientos médicos y su uso clínico va en aumento
día con día. La investigación de los
opiáceos es un área de estudio intensivo, ya que
estos compuestos están en la base de los mecanismos
neuronales de la percepción del dolor.16 Éstas son
drogas que se relacionan directamente con el binomio
placer-dolor.

No debemos olvidar que los médicos del siglo pasado
concebían a la morfina como el remedio que Dios dio al
hombre para
mitigar el dolor y el sufrimiento en esta vida (Thomas Sydenham,
1624-1689, de quien se dice su "botiquín" fue sencillo:
hierro y quina
como roborantes; antimonio y mercurio como
evacuantes; opio en forma de "láudano de Sydenham", y
otros sedantes y narcóticos). El compuesto análogo
de la morfina con mayor perspectiva para el desarrollo de nuevos
y potentes derivados es la etorfina, que posee una capacidad
analgésica mil veces mayor que la propia morfina, y su
síntesis en el laboratorio es
relativamente simple a partir de algunos productos no sujetos a
control estricto.

La fenciclidina (PCP o polvo de ángel) y la ketamina
constituyen ejemplos de sustancias cuyo mecanismo de acción
en el cerebro es muy peculiar, ya que estas drogas actúan
modificando la actividad de las principales vías
excitadoras (glutamatérgicas) del sistema nervioso.
Ambas son sumamente riesgosas (se han reportado casos en que la
fenciclidina puede precipitar episodios psicóticos) y
pueden producir la muerte por
sobredosis.

La ketamina fue sintetizada en 1962 en un intento por obtener
un anestésico más seguro que el pcp ya que este
último produce alucinaciones y convulsiones. La ketamina
típicamente produce la experiencia de "salir del cuerpo"
en quienes la consumen. El interés en esta clase de
compuestos radica en que pueden usarse como anestésicos y
la ketamina como analgésico.17 Por eso, desde hace varios
años, se ha buscado (sin éxito)
separar sus efectos psicológicos de sus otras acciones, a
fin de obtener fármacos de uso clínico.18

Las anfetaminas
son otra fuente importante de drogas
psicoactivas. En este caso, las compañías
farmacéuticas han pretendido disociar sus efectos
estimulantes y adictivos de su capacidad para disminuir el
apetito. Uno de los derivados más interesantes de las
anfetaminas es el éxtasis que ha dado origen a toda una
nueva clase de drogas denominadas entactógenos o
empatógenos por su capacidad para despertar en el
individuo un autorreconocimiento y autoestima que
origina una fuerte empatía hacia los otros, y eliminar
mecanismos psicológicos de defensa, permitiendo al
individuo reconocer y comunicar experiencias sumamente
personales, y eventualmente dolorosas –o hasta
inaceptables– y que por ende han sido reprimidas.19, 20

La síntesis de las anfetaminas y de los cientos de sus
derivados es relativamente simple, razón por la cual se
han convertido en drogas con amplia disponibilidad. No obstante,
son algunos de los compuestos recreativos con los que se ha
asociado un mayor número de accidentes
graves por intoxicación. Su disponibilidad y su bajo
costo los han
convertido en fuente de adicciones en los Estados Unidos y,
quizá, también en nuestro país.
Lamentablemente, la sobredosis es frecuente y sus efectos en el
sistema nervioso central son devastadores.

Un aspecto interesante y que poco se tiene en cuenta es el
descubrimiento que los propios usuarios realizan de nuevas formas
de aplicación de drogas o sustancias ya existentes en el
mercado. La
administración de la cocaína y de la
metanfetamina en cigarrillos produce efectos significativamente
diferentes a los que se observan cuando las drogas se administran
por la vía usual. Igualmente, el reciente aumento en el
consumo del LSD es debido a que en dosis menores (hoy se hacen
pastillas de alrededor de 60-90 mg, en comparación con las
pastillas de 200-300 mg de los años sesenta) se puede
hacer un uso mucho más amplio de la droga, ya que sus
efectos en bajas concentraciones no impiden la interacción social activa.

Algo semejante sucede con el metil fenidato (Ritalin®),
que es un fármaco indicado en el déficit de
atención por hiperactividad en niños y
cuyo consumo en adultos ha ido en constante aumento.
También el mejoramiento genético en el cultivo de
especies como la mariguana ha permitido que el contenido de
delta-9-tetrahidrocannabinol aumente en las plantas de una
media de 3.2 % en 1977 a 12.8 % en 1997 (datos de los
Estados Unidos), con lo que cada "toque" suministra una dosis
cuatro veces mayor.21

Éstos son tan sólo algunos aspectos de la
investigación que guían al desarrollo de nuevas
drogas. Éste es un campo del saber sumamente amplio y con
muchas aristas en el cual confluyen la química, la
medicina, las
neurociencias, la psicología y el
derecho, y del cual hemos hecho un esbozo. No cabe duda de que la
utopía de encontrar una sustancia que produzca felicidad
está siempre presente en la mente de aquellos que se
dedican al desarrollo de nuevos psicofármacos. Resultado
de esta indagación son muchas de las drogas recreativas
que hoy circulan por el mundo.

Destacan también aquellos fármacos que se venden
bajo prescripción médica y que, como los
antidepresivos y antipsicóticos modernos, afectan la
actividad mental de tal forma que en mucho se acercan a la
utopía de obtener una droga ideal. Los fármacos
antidepresivos de hoy constituyen una fuente inagotable de
exploración y curiosidad y, en algunos años, es
posible que todos los seres humanos, en uno u otro momento de
nuestras vidas, consumamos, tal como lo hacemos hoy con las
aspirinas, un psicofármaco que nos ayude a enfrentar los
pesares de la vida. Esta exploración, que comenzó
hace ya varios siglos, originalmente realizada por ensayo y
error, actualmente se basa en los más avanzados
conocimientos de la química y la investigación
biomédica y quizá nunca termine de proveernos de
oportunidades y problemas.

B I B L I O G R A F Í A

1 Pribram KH. A review of theory in physiological
psychology. Annu. Rev. Psychol. 11 (1960) 1-40.

2 Fellous JM. Neuromodulatory basis of emotion. The
Neuroscientist
5 (1999) 283–294.

3 Searle JR. Libertad y neurobiología,
Paidós, Barcelona (2005).

4 LeDoux JE. Emotion, memory and the brain.
Scientific American 270 (6) (1994) 50-57.

5 Volkow ND, Fowler JS y Wang GJ. The addicted human
brain: insights from imaging studies. J. Clin. Invest.
111 (2003) 1444–1451.

6 Pellicer F. De la nave de los locos a los
fármacos de la razón. Elementos 60 (2005)
39-43.

7 Nestler EJ y Malenka RC. The Addicted Brain.
Scientific American 290 (3) (2004) 78-85

8 www.erowoid.com

9 Escohotado A. Aprendiendo de las drogas. Usos y
abusos, prejuicios y desafios,
Anagrama, Barcelona
(1995).

10 Devane WA, Hanus L, Brever A, Pertwee RG, Stevenson
LA, Griffin G, Gibson D, Madelbound A, Etinger A, Mechoulam R.
Isolation and structure of the brain constituent that binds to
the cannabinoid receptor. Science 258 (1992)
1946-1949.

11 Iversen L. The science of marijuana, Oxford
University Press, ny (2000).

12 Rodríguez U, Carrillo E y Soto E.
Cannabinoides: neurobiología y usos médicos.
Elementos 60 (2005) 1-9.

13 Vargas H. "Informe marihuana" en
La realidad alterada, Glockner J y Soto E (compiladores),
Debate-Random-House Mondadori, México
(2006) 157-194.

14 Vega R. Opioides: neurobiología, usos
médicos y adicción. Elementos 60 (2005)
11-23.

15 Astorga L. El siglo de las drogas, Plaza
& Janés, México (2005).

16 Scholz J, Wollf CJ. Can we conquer pain?. Nature
Neurosci.
5 (2002) 1062-1067.

17 Ketamine: a misunderstood analgesic?, editorial,
British Medical Journal 332 (2006) 1466.

18 Ahmadi A, Mahmoudi A. Synthesis with improved yield
and study on the analgesic effect of 2-methoxyphencyclidine.
Arzneimittelforschung. 2006:56 (5) 346-50.

19 Gainza I, Nogué S, Martínez Velasco C,
Hoffman RS, Burillo-Putze G, Dueñas A, Gómez J,
Pinillos MA. Intoxicación por drogas. Anales Sistema
Sanitaro de Navarra
26, Suppl. 1(2003) 99-128.

20 Escohotado A. Historia general de las
drogas
, Tomos I, II, III, Alianza Editorial, España
(1995).

21 Arbib MA y Fellous JM. Emotions: from brain to
robot. Trends in Cognitive Sciences 8 (2004)
554-561.

 

 

 

Autor:

Enrique Soto 

Instituto de Fisiología de la BUAP, México

Artículo extraído de Elementos No.
64, Vol. 13, Octubre – Diciembre, 2006, Página 53

www.elementos.buap.mx

Partes: 1, 2
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